Mujeres que derriban los obstáculos a la energía limpia
Gisele BündchenFecha:

Gisele Bündchen, un icono de la moda, es Embajadora de Buena Voluntad del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Se le conoce como la celebridad más “verde” del mundo.
Creo que si quieres ayudar a que el mundo sea un lugar mejor, tienes que aprender lo que está pasando en diferentes países. Cuando salimos de nuestra burbuja somos capaces de comprender lo que podemos hacer para cambiar las cosas.
Por ejemplo, yo fui a Kenya. Aprendí mucho sobre los problemas del medio ambiente y la energía, y de lo maravillosas que son las mujeres cuando trabajan juntas.
Pude ver con mis propios ojos lo que significa la Plataforma de Acción de Beijing. Esta agenda visionaria para el empoderamiento de la mujer fue aprobada hace casi 20 años; sin embargo, ya habla de las desigualdades de género en la gestión de los recursos naturales y la protección del medio ambiente, y de la necesidad de derribar esos obstáculos.
Con demasiada frecuencia, las mujeres sufren a causa de los daños ambientales pero no tienen voz para sugerir formas distintas de hacer las cosas. Al mismo tiempo, las mujeres se encuentran en la primera línea de la protección del medio ambiente. Comprendemos que nuestros futuros dependen de ello.
¿Sabes que una cocina de leña puede tener enormes efectos sobre la vida de una mujer? Las personas las usan porque no disponen de formas modernas de energía, como la electricidad. Estas cocinas producen gran cantidad de humo tóxico, que es dañino para el medio ambiente y para la salud humana. Hay más muertes a causa de este humo que por la malaria: unos 4,3 millones de personas en todo el mundo, todos los años. Eso es horrible. Sin embargo, en Kenya rural, las personas no disponen de otras opciones: sólo el 4 por ciento tiene acceso a la electricidad.
Conseguir suficiente leña para las cocinas es otra gran carga para las mujeres, que pasan muchas horas recogiendo y transportándola. Quería ver esto con mis propios ojos, así que acompañé a las mujeres de una aldea en las afueras de la ciudad de Kisumu, en Kenya. Al menos dos veces por semana juntan leña, y para esto salen de sus hogares al amanecer y vuelven al anochecer. La mayoría de los árboles cercanos a la aldea ya han sido talados, por lo que tienen que caminar durante horas.
El día que las acompañé, recorrimos más de ocho kilómetros, lo que para ellas era una distancia corta. El calor era intenso y tuvimos que llevar herramientas pesadas. Las mujeres me comentaron que estaban preocupadas porque ya se había talado una parte tan importante del bosque. Se preguntaban dónde podrían conseguir leña en el futuro.
Cuando llegamos a un lugar adecuado para cortar leña, encontramos que los árboles estaban llenos de espinas que nos pinchaban los dedos. Cada una de las mujeres cortó unos 40 kilos, que es una cantidad equivalente a dos maletas grandes. Transportaron la leña sobre la cabeza. Yo solo pude llevar la quinta parte de lo que ellas suelen cargar.
Esto me hizo comprender que la energía moderna es esencial para la vida de las personas. Estas mujeres son fuertes y trabajan duro para cuidar y alimentar a sus familias, pero necesitan otros tipos de combustibles.
Afortunadamente, cada vez más mujeres en Kenya y en otros países están participando en las soluciones a este problema, como los hornos de cocción lenta fabricados con la arcilla local y las capuchas de protección contra el humo que reducen la contaminación en los hogares hasta en un 70 por ciento. Las cocinas usan hasta un 50 por ciento menos de leña, de modo que con esta solución ganan las personas y también gana el medio ambiente.
Una de las personas que más me gustó conocer en el viaje a Kenya fue Naomi, una líder de la comunidad. Ha inventado una cocina sin fuego, que conserva la leña y reduce el humo en la casa. Mantiene la comida caliente por hasta ocho horas después de la cocción, por lo que se puede apagar el fuego y así disminuir la quema de leña.
Aunque enfrenta muchos desafíos, Naomi mantiene una maravillosa actitud positiva hacia la vida. Me contó que es muy feliz cuando hace reír a los demás. Pude ver que las otras mujeres de la aldea la aprecian y la respetan.
Hay muchas mujeres como ella en todo el mundo: inteligentes, fuertes y positivas. Todas y todos nos beneficiamos cuando comparten su energía y sus ideas, sin estar limitadas por la desigualdad de género. Nuestro medio ambiente es una preocupación demasiado grande como para que sólo algunas o algunos se ocupen de cuidarlo, y las mujeres son fundamentales para encontrar soluciones
Creo que todas y todos deberíamos tener un sueño, cualesquiera que sean las circunstancias que nos rodean. Estas mujeres que conocí en Kenya me recordaron lo importante que es nunca darme por vencida. Me mostraron que empoderar a las mujeres es empoderar a la humanidad. Siempre debemos creer en nosotras mismas y en nuestra capacidad de hacer una diferencia.
Para obtener más información sobre “La mujer y el medio ambiente”, consulte el material editorial En la mira disponible en el nuevo sitio web de la campaña Beijing+20.