Oficial y activista
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Por haber sido capaz de superar los obstáculos culturales y vivir como ella quería, se ha ganado el sobrenombre de "madre de la marina guineana". Como primera mujer en obtener el rango de Oficial Subprefecto en la marina de Guinea, un país conocido por la riqueza de sus recursos minerales pese a la pobreza de su gente, la capitana Bontou Soumah supo desde muy joven que podía trabajar de un modo más diligente y experto que la mayoría de las y los jóvenes de su edad.
Tras enrolarse y graduarse en la academia marítima tuvo la oportunidad de unirse a la marina guineana. Tan sólo otras tres mujeres se incorporaron a la marina aproximadamente en la misma época que ella. Posteriormente, fue ascendiendo de rango y llegó a ser nombrada Oficial y condecorada con la Orden del Mérito de la República en 2005 por orden del Presidente. Era la primera mujer que obtenía tan destacada distinción.
“Soy la hija mayor en una familia de 14. Mi madre, que había enviudado, me crió; había un montón de trabajo que hacer”, recuerda. Debido a su imponente estatura, su madre comenzó a llamarla ‘mujer varonil’, un apodo que la ha acompañado durante buena parte de su vida. Desde muy joven, la capitana Soumah tuvo que ayudar a su madre, asumiendo extenuantes tareas domésticas que normalmente se asignan a los chicos, y todavía hoy agradece a su madre el hecho de haberle inculcado una ética del trabajo positiva e igualitaria desde el punto de vista del género; ella misma trata de hacer lo propio con sus cinco hijos e hijas.
Se graduó en la academia marítima llena de confianza y determinación por vivir una vida apasionante en el ejército, y fue reclutada inmediatamente por la marina guineana. Se deleitaba con la idea de recibir formación marítima adicional en el extranjero; no obstante, y pese a sus capacidades, inicialmente se le denegó la posibilidad de realizar un periodo de formación superior de cinco años de duración por ser mujer. Sin embargo, no cejó en su empeño y se prometió a sí misma superar ese reto.
“Las mujeres tenemos menos miedo y estamos más decididas a llegar a la cima para hacer realidad nuestras ambiciones; unas ambiciones que los hombres ni siquiera sospechan”, manifiesta.
Por supuesto, superó aquel desafío: primero se convirtió en empleada de oficina y posteriormente en la primera mujer en alcanzar el rango de Oficial Naval Subprefecto de una de las mayores áreas administrativas de la República de Guinea. Pronto empezaría a obtener reconocimientos y a granjearse el respeto de sus colegas masculinos.
“Actualmente sólo hay cuatro mujeres con el rango de Oficial Subprefecto en la marina de Guinea, sobre un total de 303 puestos. Cuando viví mi bautismo de fuego, en 1988, no había ninguna mujer en las fuerzas armadas. Se me aplicaban las mismas exigencias de vida militar que a los hombres”, afirma.
No resulta sorprendente que tuviera algunos problemas con colegas masculinos que se encontraban bajo su mando, pero ella prefiere centrarse en los aspectos positivos de su vida.
En sus funciones actuales, presta una atención especial a las cuestiones referentes a la igualdad entre mujeres y hombres, así como a los desafíos asociados al hecho de ser joven en un país como Guinea, que atraviesa una situación post-conflicto. A través de las subvenciones proporcionadas por el Fondo para la Igualdad de Género y otras entidades, trabaja sin descanso en la puesta en marcha de proyectos de base comunitaria en ámbitos como la alfabetización, la producción de sal mediante la evaporación solar o la organización de talleres de desarrollo de capacidades profesionales dirigidos a mujeres.
Su trabajo se prolonga hasta bien entrada la noche, pues debe adaptarse a los exigentes horarios de las mujeres para que éstas puedan conciliar el trabajo doméstico con sus aspiraciones profesionales. Debido a las enfermedades relacionadas con el VIH y a otros tipos de problemas de salud que existen en la región, muchas mujeres han ido asumiendo cada vez más el rol de cabeza de familia.
“Hoy en día las mujeres tienen que trabajar dentro y fuera de casa para poder llegar a fin de mes. Me siento afortunada de contar con el apoyo de mi esposo en todo lo que hago, pero no todas las mujeres tienen tanta suerte”.
Cuando se le pregunta qué mensaje le gustaría transmitir a las mujeres jóvenes, responde: “El coraje y la determinación proporcionan a las mujeres las cualidades que necesitan para lograr sus objetivos. ¡Sed valientes!”